martes, 21 de abril de 2015

Paralelogramo

Hay una noche de pasión por consumir en cada línea de su cuerpo. Puedo caer muerto mientras ella, idiotamente infeliz, parece usar espejo deformante de retina para minimizar los estragos de su fuego. La brutalidad de su sencillez es animal. Ninguna fiera sabría salir sin luchar de las redes de su pelo al despertar. Sinceramente, a veces es mejor darse por derrotado, o tirarse de cabeza. Cambiaba un mundo entero por el tacto de sus pies bajo la sábana mientras aún duerme, enredándome con la delicadez de su rostro en las primeras cortinas de luz tenue. Una vida entera por su primer segundo, la eternidad a cambio del primer desgarrar del párpado sobre su ojo.

Es tan frágil que da reparo acariciarla de la yema de los deseos. Mirarla con los dedos. Maldita ella y su dulce contradicción! Inocente prende llamas, ingenua intensidad, fractura tejanos, con la curva de sus senos.

Sacar lo mejor y lo peor es un don que tiene. Mientras se siente débil, yo, como tantos, quisiera abrazarla tras consumirla, consumirla, abrazarla y repetir y cambiar el orden y volver a empezar y a la inversa y repetir... ella tan intensa y todo tan confuso.

Equidistantes ambivalencias. Simétricas contradicciones. Su peor defecto saca lo mejor de ella. Lo mejor de ella es su peor defecto.

Anonadados por cientos de sus pies al arco de su ceja, pendientes de sus labios de pato con bolis de adorno. Nadie puede luchar contra quien convierte chispas en incendios poniendo caras que nos dejarían a otros por imbéciles. Justas oposiciones, paralelogramo.
Lo que odias de ti cada dia lo deseo cada noche con cada órgano.

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