martes, 11 de noviembre de 2008

Cuentos de un nuevo amanecer

Tiene los despertares de los diamantes sin pulir
Bruto de mujer en el prisma de la luz.
Los parpados descansos, en el claror de las ventanas,
Mis manos sobre sus labios, veo preso mis miradas.

Verla en el amanecer es ver surgir el Atlántida de las aguas,
Desde la playa de sus sueños,
Consigue civilizar el más primal de los impulsos.
Tiene la entrañable arrogancia, la extraña habilidad,
De mandar callar al mundo, cuando reclama sus besos,
Con toda felicidad, de la punta de sus labios.

Verla en la nueva luz, es una nueva vida cada día,
Conseguiría inspirar el alzo de los Ángeles…
Sin palabras.

Tiene los despertares del Etna, y del Vesuvio,
La fragua de Hefaistos retumba entre sus muslos.
Siento sobresaltos, del cono a su garganta,
Guturales mis suspiros, temblando como Pompeya.

Verla allí entre mis sabanas, con el recuerdo aun reciente
De los brillares de sus ojos, emocionados al mirarme…
Tenerla entre mis brazos… Es tan cruel como sublime,
Quisiera poder tenerla, presa en un momento para siempre.

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